martes, 22 de diciembre de 2009

La diputada Paula María Bertol habló a favor de la Mediación Multidisciplinaria

Sesión de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina del 11 de noviembre de 2009. Palabra de la Sra. Diputada Paula María Bertol.


Sra. Bertol.- Señor presidente: quiero transmitirles que siento que hoy perdimos una enorme oportunidad. Y también quiero decirles, como decía Alfredo Palacios, que soy amiga de mis amigos, pero más amiga soy de la verdad. Digo esto porque durante nueve años me desempeñé como mediadora prejudicial. Soy abogada, defiendo con pasión el instituto de la mediación, y por eso vengo a este recinto a decirles que no estoy de acuerdo con este proyecto porque hay una promesa incumplida.

La promesa incumplida es que íbamos a tratar un proyecto integral de mediación, íbamos a hablar de la mediación judicial, extrajudicial, prejudicial, es decir, íbamos a incluir todo eso.

Los maestros que he tenido en la mediación me enseñaron el paradigma de la abundancia. Decimos que cabemos todos; no abonamos el paradigma de la escasez, donde después de catorce años llegamos a una ley según la cual resulta que sólo los abogados pueden ser medidores.

A principios de los años 90 se empezó a elaborar el proyecto piloto de mediación prejudicial, y puedo asegurarles que de la mano de las doctoras Elena Highton de Nolasco y Gladys Álvarez se difundía la interdisciplina.

En el proyecto en consideración volvemos a repetir lo mismo que en la ley anterior. Las partes van acompañadas a la mediación por un abogado. Tienen el derecho de defensa necesario que ahora tanto alientan quiénes sólo aceptan que los mediadores sean abogados.

Me pregunto si para ser diputados, ya que confeccionamos leyes, la condición que nos imponen a todos es la de ser abogados, si creemos que quienes no lo son no son idóneos para sancionar leyes. La pregunta es ¿por qué en el proyecto de mayoría no se menciona a los asistentes profesionales con el nombre que corresponde, que es el de comediadores? ¿Por qué los abogados no actuaron para denominar correctamente a la comediación con la misma fuerza que pusieron para que saliera este proyecto, que es exclusivo para un grupo muy reducido? Aclaro que me corresponden las generales de la ley, porque durante años me he dedicado a esto y lo sigo haciendo, aunque ya no con la misma intensidad de antes, porque ahora me dedico todo el tiempo a la política. De todos modos, puedo asegurarles que éste es un tema que conozco.

Para ser mediadora tuve que sacarme el traje de abogada y estudiar teoría del conflicto, de la comunicación y de la estrategia, porque en la Facultad de Derecho los futuros abogados tienen que rendir sólo dos puntos obligatorios sobre resolución alternativa de disputas.

Entonces, ¿somos los abogados los únicos capacitados para ser mediadores? La respuesta la tengo muy en claro, como también la tienen los mejores mediadores de América Latina, que son argentinos. Ellos intentaron hacer escuchar sus voces en este Parlamento, pero no pudieron.

Por otra parte, quisiera comentarles algunas de las cosas que menciona el Foro Mundial de Mediación ‑documento que solicito insertar- con respecto al dictamen de mayoría, con las que estoy totalmente de acuerdo. Entre otras señala que este proyecto de ley es corporativo. Al respecto, aclaro que no me molestaría ser tildada de persona no grata por mi propio colegio; ocupo esta banca porque la gente me votó y no porque me hayan votado en el colegio profesional que integro. Entonces, lo que debo hacer es decir la verdad.

Justamente, esta es mi humilde verdad y es mi parecer. Además, los nueve años de ejercicio profesional como mediadora prejudicial me permiten decir que cuando me llegaban temas de altísima conflictividad no necesitaba entender derecho ni lo que las partes venían a defender; lo que necesitaba saber es cómo conducir un proceso comunicacional. La mediación es comunicación. La mediación no corresponde a los abogados, porque ser mediador es mucho más que eso.

Por eso pretendo alzar la materia de la mediación, que se la honre de otra forma y que no se la reduzca diciendo que sólo los abogados pueden ser los mediadores intervinientes.

En el mundo la institución de la mediación es voluntaria. Como autora de los dos proyectos de ley de prórroga de la obligatoriedad de la mediación, tengo el derecho de opinar sobre este tema. En este sentido, creo que la política pública se debe instalar mediante un sistema de difusión y de información porque –como decimos los mediadores‑ este es un proceso que abona la cultura de la paz, y nuestro país justamente necesita de una política profundamente pacificadora. Esto es la mediación. Por supuesto que el Poder Judicial reclama que la mediación sea la trinchera en la que se solucionen muchos de los problemas de la gente. Pero lo cierto es que después de catorce años no hemos escuchado todas las voces.

Tengo una profunda estima y un profundo respeto por el presidente de la comisión, pero también tengo la obligación de dar mi parecer en relación con este tema. En este sentido, una de las características fundamentales del mediador es la neutralidad; los abogados somos formados para tomar parte.

En ocasiones la mitad de la biblioteca se ubica de un lado y la otra mitad, del otro. Pero en este caso es correcto lo que expresó el señor diputado Cigogna, cuando dijo que además de ser abogados se requiere que tengamos formación en esta materia. ¿Saben cuántas horas nos exigen en el ministerio para ser mediadores y estar formados en todo lo que tiene que ver con teoría del conflicto, de la negociación y de la comunicación, es decir, todo lo que aprendimos de maestros como Ury, Watzlawick, Carl Rogers y Sara Cobb?... Cien horas de formación para resolver en la pacificación de los conflictos.

Tenemos excelentes mediadores abogados. Muchos están aquí presentes y vaya mi reconocimiento hacia ellos pero quiero decirles que por muchas de esas razones no voy a aprobar el dictamen de la mayoría.

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